Siete consejos que debieron contarte antes de viajar a Italia

• María del Campo
• 25 Jun 2012 - 10:00
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Estudiar italiano en Italia es una experiencia fascinante, que ayuda a descubrir posiblemente el país más visitado del mundo. Una historia por conocer y una cultura tan próxima a la nuestra, donde no dejan de sorprender sus peculiaridades. Aquí tienes los siete consejos que no encontrarás en otras guías de viaje:

¿Puedo hacer turismo con mi camiseta de tirantes?

Es posible que sea perfecta para los calurosos veranos italianos y que incluso aproveches para coger algo de moreno, pero no te servirá para entrar a casi ninguna iglesia, así que ten previsto llevar los hombros cubiertos si quieres acceder a lugares de culto. Para entrar en la basílica de San Pedro del Vaticano está terminantemente prohibido incluso acceder con pantalones cortos o faldas por encima de las rodillas.

¿Podré por fin conocer «la Última Cena» de Leonardo?

Si no has reservado previamente por internet es muy probable que no. De hecho, seguramente tampoco conocerás la Capilla Sixtina ni los museos Vaticanos, salvo que estés dispuesto a aguantar largas colas. Para visitar los dos principales puntos turísticos de Milán y Roma es muy recomendable reservar la entrada por internet al menos con dos o tres semanas de antelación. De hecho, la visita al Museo del Cenacolo Vinciano de Milán, donde se encuentra el famoso lienzo de Leonardo Da Vinci, no se contempla sin reserva previa.

¿Merece la pena conducir en Italia?

Aunque los estudiantes de cursos de italiano en Italia que leerán esta guía utilizarán transporte público masivamente, los osados viajeros que organicen el viaje por su cuenta deben conocer el precio de la gasolina en Italia (1,75 € el litro sin plomo) y los peajes en autovías, autopistas, circunvalaciones y accesos a pueblos y ciudades, que muchas veces son exclusivamente electrónicos. Como normal general, las carreteras de doble carril pertenecen a empresas concesionarias y son generalmente de peaje. No siempre tienen trayectos alternativos, e incluso circunvalaciones tan congestionadas como la «tangenziale» de Nápoles tienen también peajes (para un trayecto corto, en este caso sólo cuesta 1 €). En otras ocasiones, ciudades como Milán requieren de un distintivo Ecopass, cuya ausencia es multada si se accede al centro sin su posesión.

¿Dónde pago en bares y cafeterías?

La mayoría de este tipo de establecimientos tienen un pequeño mostrador separado del principal, donde se encuentra la caja. Es muy posible que el mostrador principal no atienda, si previamente no se ha solicitado y abonado la comanda en la caja. Si el servicio se atiende en mesas, el camarero dejará la nota en la mesa, para que se acuda con ella a la caja.

¡En este restaurante me quieren timar!

Teniendo en cuenta que Italia es uno de los principales destinos turísticos, es inevitable que algunos negocios hosteleros se den a la picaresca. No podemos evitar todos los engaños del mundo, pero vayan aquí algunas recomendaciones para que podamos al menos minimizar los más habituales:

–Menú del día: ¡Cuántos españoles son los que creen que el menú del día es ese combinado de dos platos y postre que sirven en simpáticos restaurantes a precio asequible! Posiblemente eso pasará en su pueblo, pero es muy difícil que sea así en los ávidos restaurantes italianos. Los menús suelen estar anunciados en escaparates y vitrinas, pero al final acaban siendo casi siempre la propia carta, sin descuento alguno. De hecho un «tourist menu» debería dar mucho, pero que mucho miedo…

–Coperto: Bajo esta simpática palabrita se abre un agujero negro de conceptos a la hora de recibir la cuenta en muchos restaurantes. Se trata del importe, siempre arbitrario, que cobrarán por comensal y que podrá oscilar desde un sensato euro en los restaurantes alejados del centro de la ciudad… hasta 6 o 7 euros si nos sentamos en plena Fontana di Trevi en Roma o en la Piazza San Marco de Venecia. Buscar en las cartas qué importe cobran por «coperto» (si es que lo indican) o si el iva está incluido (puede aumentar la cuenta en otro 10%) ayuda a miniminar riesgos. Legalmente, el importe del «pane e coperto» debe estar indicado en las cartas…

¡Este grifo no funciona!

Seguramente esto será lo primero que pienses cuando abras una y otra vez el grifo de cualquier baño en bares y restaurantes sin obtener ni una gota de agua. Para los que no quieran pasar por el bochorno de preguntárselo al camarero o paisano de turno, ahí va un consejo para recién llegados: fíjate en la conducción de agua y descubrirás que probablemente en el suelo habrá un pequeño pedal para impulsar el líquido elemento por el circuito. Un pisotón y ¡ops!, se obrará el milagro…

¿Cómo bebo de esta fuente?

La postura que adopta el personal para beber de una de las habituales fuentes públicas de chorro permanente y alargados caños inclinados hacia el suelo, es una sencilla manera de conocer su procedencia. El que se encorva, adoptando toda clase de crueles posturas, será sin duda extranjero. El que apenas se inclina dejando que sea el agua la que acuda al encuentro de su boca, será genuinamente italiano… ¿El secreto? Un pequeñísimo agujero en lo alto del caño, que al taponar con la mano la boca principal, despedirá con fuerza el agua a la altura apropiada para beber sin apenas inclinarse.

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